Prevención del contagio de la COVID 19
La importancia de mantener la distancia de seguridad.
Mientras pasa el tiempo, transcurre la epidemia y las etapas del aislamiento social preventivo y obligatorio van sucediéndose, entendemos que el actual coronavirus no va a desaparecer rápidamente, que no tendremos vacuna (si es que llegamos a tenerla) por muchos meses y que la enfermedad que causa 1?7 la COVID-19 1?7 puede ser muy grave y matar a cualquiera, incluso jóvenes y sanos.
Pero poco a poco van aumentando las actividades permitidas: se abren comercios, salimos a la calle para trabajar o para hacer compras no esenciales. Según el lugar del país, hay más o menos restricciones. En las ciudades más grandes el riesgo de que el número de casos aumente rápidamente es muy alto.
Las medidas de cuidado y prevención, por lo tanto, siguen teniendo más vigencia que nunca:
– Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón.
– Usar alcohol en gel si no se dispone de agua y jabón.
– No tocarse la cara, ya que el coronavirus puede transmitirse a través del contacto con la nariz, la boca y los ojos (que son una vía importante de contagio).
– Usar elementos de protección facial que cubran nariz, boca y mentón al salir a la calle o estar en contacto con otras personas.
– Mantener distancia de seguridad con los demás.
¿Qué es la distancia de seguridad?
Es la separación recomendada entre personas para disminuir el riesgo de transmisión del virus. Es de gran importancia porque el virus se transmite de persona a persona cuando alguien que está infectado habla, tose o estornuda. Esto puede ocurrir, y ocurre, incluso aunque la persona infectada no tenga ningún síntoma. El tiempo que permanezcamos en contacto cercano y la distancia a la que nos coloquemos influyen en el riesgo de contagio. Cuanto mayor la distancia, menor el riesgo, porque las gotitas microscópicas que portan el virus van cayendo al suelo a medida que se alejan del emisor.
No sabemos cuál es la mejor distancia de seguridad: 1 metro es razonable; 1,5 m es mejor y 2 metros son mejores todavía.
¿Qué otros factores influyen en el riesgo de contagio?
La vulnerabilidad de la persona, el tiempo que permanece cerca de un infectado, la cantidad de virus que éste emite, la humedad ambiental (a más humedad,menos transmisión), si el contacto es en un espacio cerrado o al aire libre son otros factores que influyen en el riesgo de contagio.
No sabemos cuántas partículas del virus son necesarias para que se produzca la infección o cuánto tiempo permanecen suficientes partículas de virus con capacidad de infectar en el ambiente. Por eso, mantener la distancia de seguridad es un factor de protección que no se debe descuidar en ningún caso.
¿Y qué pasa cuando caminamos, andamos en bicicleta o corremos?
Las personas en movimiento dejan tras de sí una corriente de aire que puede estar contaminado si son portadoras del virus.
Se considera prudente dejar una distancia de seguridad de entre 4 y 5 m con una persona que vaya caminando por delante de nosotros y aumentarla hasta los 10 m si va corriendo o en bicicleta.
En las simulaciones realizadas en el laboratorio el riesgo de contagio se reduce cuando las personas caminan o corren colocándose en paralelo o en diagonal. Por tanto, ampliar la distancia de seguridad y situarse fuera de la corriente aérea generada por quien nos precede no colocándonos directamente detrás parecen ambas medidas razonables.
Los propios corredores o ciclistas permanecerán más tiempo expuestos al contagio si corren o pedalean detrás de otra persona, por lo que es también de mucha importancia que extiendan la distancia de seguridad a por lo menos 10 metros y eviten colocarse justo por detrás.
Situarse a 1,5 m de distancia no es algo que podamos medir con exactitud, pero rápidamente nos adaptaremos a esta nueva modalidad social, evitando el contacto próximo y manteniéndonos todos a una distancia suficiente y adecuada.
Cuidarte es cuidarnos.